martes, 13 de enero de 2015

¿Qué será de mi hija? niñas de Nigeria.




Alguien pregunta por vosotras insistentemente, alguien que un día alumbró vuestras vidas, alguien que desde el día que os secuestraron lloran impotentes vuestra desaparición.
Las más de doscientas niñas secuestradas el 14 de abril del año pasado fueron obligadas a convertirse al islamismo radical y a casarse con militantes milicianos pertenecientes al grupo terrorista del que se hace llamar Boko Haram o “la educación occidental es pecaminosa”.
¿Qué será de mi hija? La incógnita se va despejando poco a poco.
La cobardía, la frialdad y la crueldad de quien o quienes rigen los destinos de estas niñas se prolonga hacia una atrocidad extrema: la de convertir sus inocentes cuerpos en bombas vivientes. ¿Qué sentirían cuando les colocaban los chalecos explosivos? ¿Quizás la liberación definitiva sabiendo cuál iba a ser su destino?
Mientras el mundo entero miraba hacia París, el sábado, una de estas niñas era abandonada a su destino de muerte y de terror en un mercado de Maiduguri en el que perdieron la vida 19 personas y otras 20 resultaron heridas, y en la tarde del domingo, otras 2 niñas bomba fueron dejadas en el mercado de Potiskum, donde quedaron desperdigadas sus trenzas junto con otros 5 cadáveres y 26 heridos.
No puedo dejar de reflexionar sobre los cientos de personas que diariamente son asesinadas por actos terroristas aislados, o en los conflictos bélicos de diversos países del África subsahariana y de Oriente Próximo y que son prácticamente ignoradas. No puedo entender que los países que se dan golpes de pecho proporcionen tantas armas para estos fines. Y no puedo dejar de pensar en los millones de gentes desplazadas a otros países huyendo del horror.
Y me chirría el estómago y se me nubla el entendimiento al ver desfilar hoy en París, entre tantos presidentes apesadumbrados que clamaban por la libertad de expresión, por la erradicación del terrorismo y por la paz, a quienes no han sido ni son capaces de dar un paso adelante para lograr la pacificación de sus pueblos. Hablo de Mahmud Abbas, presidente palestino, y de Benjamin Netanyahu, presidente de Israel.
Manifiesto aquí mi solidaridad con todas las víctimas del terror, allí donde se produzca y en nombre de quién o qué se produzca, así como mi deseo de que se respeten los derechos humanos –valores esenciales de todos los pueblos y sociedades– y que se cumplan los compromisos de cooperación internacional de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Por la paz. Por la libertad.

Averroes y si leyésemos sus palabras.

Este gran filósofo, médico y jurista nacido en Córdoba el año 1126 era hijo de un juez. Murió en Marruecos en 1198. Sus comentarios manifiestan a través de las explicaciones y desarrollos, su gran sabiduría, y la agudeza de su inteligencia. Escribe comentarios menores y mayores de la obra de Aristóteles. Aunque también destaca entre sus libros la Exposición de la República de Platón en el que analiza los diversos aspectos de un estado que sea, realmente, apropiado y armónico para sus habitantes. Es natural que sea conocido como el más brillante comentador del estagirita.
En esta obra, que es un tratado de filosofía política, Averroes revela su conocimiento de la realidad social del mundo andalusí en el que vivía. Su originalidad se nota en su clara afirmación de un realismo político absoluto. Rechaza la justificación de la existencia del legitimismo monárquico islámico de su tiempo.
Se percibe en sus escritos un profundo interés por la ética. Para Averroes el ser humano posee un carácter unitario ya que doble dimensión personal y social están, en realidad, es una por su interconexión. La conducta práctica de los hombres es la plasmación de la naturaleza sociable de las formas de vida ciudadana. Los individuos están bastante influidos por lo social. Algo que concuerda, perfectamente, con lo planteado por Aristóteles.
Aunque el filósofo cordobés no tuvo a su alcance la Política del maestro de Alejandro, por no estar disponible todavía, debido a los problemas de recuperación de parte del Corpus aristotelicum, y de su traducción. De hecho, el mismo Averroes indica que comenta la República de Platón: «ya que el libro de Aristóteles sobre la Política no ha llegado a nuestras manos»
Para este sabio musulmán es indudable que el conocimiento culmina la teoría, porque la verdad es algo deseable en sí mismo, ya que es el fin de las acciones humanas. Considera, acertadamente, que es mejor vivir en una comunidad social y política que multiplica las experiencias, y favorece el conocimiento y la investigación, cree en la ciencia, y el afán de saber e inventar. Está en contra de una actitud que promueva la vida solitaria del sabio, algo propuesto por Ibn Tufayl, porque dificulta alcanzar la verdad y la felicidad.
Las virtudes sociales se corresponden con las anímicas, algo que está de acuerdo con lo escrito por Platón. Averroes considera que el ideal ético no es seguido por una gran masa humana. Por tanto, la labor principal es que la sociedad se convierta en un gigantesco complejo educativo. Contando con una actitud general que sigue el término medio aristotélico. La eudemonía o bienestar es lo que se debe lograr a través de la prudencia. Porque Platón no había resuelto el problema de la armonía del estado y de la sociedad, con su rígido y aristocrático sistema estatal. La educación ética y la formación filosófica, por tanto, son fundamentales para una convivencia social más justa y racional.

En lo referente a las cuestiones metafísicas Averroes pensó que la inmortalidad personal no era posible, pero sí como una especie de inteligencia colectiva o universal, propia de la especie humana. Este planteamiento fue rechazado por santo Tomás de Aquino, ya que negaba la esencia doctrinal del cristianismo. Averroes destacó también por su tolerancia, buen juicio y humanidad