miércoles, 4 de febrero de 2015

Las paradojas de la reforma eléctrica




Las paradojas de la reforma eléctrica

El recibo de la luz en enero de 2015 va a ser, para un consumidor doméstico tipo, cerca de un 4% más caro que el de diciembre. Nada menos que un 18% más caro si lo comparamos con el mismo mes del año anterior. Es claro que estamos ante elevados precios que, en año plurielectoral, resultan anómalos.
Durante las primeras semanas del mes hemos asistido a una menor contribución renovable a la producción de electricidad a la habitual por estas fechas -desde luego, muy inferior a la del año anterior- hecho que, paradójicamente, ha propiciado que el actual ministro de energía, que sin duda será recordado por arrasar el sector renovable español, haya declarado confiar en él para que los precios vuelvan a niveles más asumibles.
Lo más curioso es que, en los últimos días del mes, la producción renovable (en particular, la eólica) se ha incrementado notablemente; pero, contra lo que esperaba el ministro, la caída de precios no está correspondiendo.
Veámoslo con un ejemplo: comparemos los días 28 de enero de 2014 y 29 de enero de 2015. Escojo éstos porque, como puede comprobarse en el gráfico siguiente, son eléctricamente muy similares: tanto la demanda como las producciones nuclear, eólica y solar son prácticamente idénticas.
2014 y 2015
Resulta evidente que la gran diferencia entre ambos días es que una parte relevante de la producción hidroeléctrica de 2014 ha sido sustituida por térmica (carbón, gas y fuel) en 2015. Alguien podría pensar que el problema es que no hay agua en los embalses: nada más lejos de la realidad. Según datos del Ministerio de Medio Ambiente, los embalses hidroeléctricos se encuentran al 76,6% de su capacidad, muy por encima del 66,4% medio de los últimos diez años. Nos encontramos, por tanto, una vez más, con una decisión empresarial de no desembalsar demasiada agua.
No obstante, la diferencia de precios del mercado mayorista de electricidad, atención, es esta vez enorme: pasamos de 4,95 €/MWh a 44,35 €/MWh. ¿Cómo es posible que una variación de poco más del 10% de las fuentes de generación provoque que el precio prácticamente se haya multiplicado por nueve?
La respuesta no es otra que la propia reforma energética, que tanto he criticado y que desplegó completamente sus efectos a partir de junio de 2014. La misma, además de recortar brutalmente los ingresos de las plantas renovables, ha transformado éstos básicamente en fijos, independientes del volumen de energía generado. El incentivo para producir más cuando más falta hace es, en consecuencia, nulo. Sobre todo si las plantas renovables pertenecen a un grupo empresarial que cuenta con otras tecnologías de generación: interesará mucho reducir ligeramente la aportación renovable a costa de incrementar la fósil en la misma medida. Los ingresos totales obtenidos, como hemos visto, pueden multiplicarse.
Por si faltaba algo, además, una parte relevante del parque renovable se ha quedado sin prima alguna, por lo que cobra exclusivamente el precio de mercado. Naturalmente esto ha ocasionado un cambio de conducta en su forma de ofertar su energía. Hasta el año pasado era frecuente encontrar episodios de gran aportación renovable en los que el precio era cero, esto es, toda la energía eléctrica del país se producía gratis. Ahora es mucho más difícil, porque las plantas que no tienen otra retribución ya no ofertan a precio cero sino a su coste variable. La ausencia de estos ceros afecta fuertemente a las medias diarias, semanales y mensuales de los precios, aumentando éstas considerablemente.
En fin, que la desastrosa regulación de las renovables que se puso en funcionamiento en 2014 está, paradójicamente, poniendo en jaque la estrategia del Gobierno de bajar los precios de la energía en año electoral. Apuesto a que en los próximos días vamos a asistir a nuevos cambios normativos o, alternativamente, a cambios en la estrategia empresarial relativa a la gestión del agua.

  1. El actual Bono Social eléctrico, es muy excluyente y rácano, resultaría mucho más beneficioso si se aplicase sobre renta mínima, ya que al darse mucha precariedad en la contratación laboral (contratos por horas) provoca que por el hecho de cotizar a la SS por unas míseras horas semanales, ya te excluyen del Bono Social eléctrico. 

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